Nos despertamos cuando el Sol empieza a calentar la chapa de la furgoneta. Habíamos llegado por la noche, fue un viaje largo desde Tarragona hasta Sagres en Portugal, aunque no nos pusimos el despertador el calor ha hecho sus funciones. Tenemos las furgos aparcadas delante de la Fortaleza de Sagres, en un acantilado que separa la costa oeste de la sur. Sacamos las mesas y sillas y desayunamos mientras el Sol va subiendo y el viento aumenta. Suerte de este viento fresquito que viene del mar, si no el calor sería insoportable.

parquing de la fortaleza
Las furgonetas aparcadas en Sagres, dónde pasamos la primera noche del surfari.

Empezar aquí nuestro viaje es todo un simbolismo, desde el extremo más sur-occidental de la península iremos subiendo por la costa durante dos semanas. Pararemos dónde podamos hacer surf y nos quedaremos en cada sitio lo que nos apetezca, si las olas son buenas no quedaremos más por supuesto :). Tenemos pensado llegar por lo menos hasta Peniche para poder surfear Supertubos, y parar en Ericeira dos o tres días, el resto irá surgiendo sobre la marcha.

Playa de Tonel, Sagres
Playa de Tonel, Sagres

Al asomarnos a la playa de Tonel vemos que entran series de medio metro, y los acantilados las protegen del viento en el extremos sur. Bueno, no son las olas que esperábamos pero no están mal para empezar el viaje. Román, Paolo, Nacho y yo nos enfundamos los trajes de neopreno y nos metemos al agua sin pensar, somos los primeros y estamos solos en el pico. Laura y Dani se quedan fuera haciendo fotos.

Sergi en Tonel
Yo en una de las primeras olas del surfari.
Román en Tonel
Román suele surfear en Cantabria y le encanta jugar con las olas.
Sergi cutback en Tonel
Cutback

Cuando llevamos ya una hora surfeando empieza a meterse más gente en el agua. Los locales son agradables, tanto dentro como fuera del agua, las conversaciones con ellos al volver a la playa se hacen amenas mientras tomamos el sol. Cada uno hablando en su idioma y el otro escuchando atento las palabras que no entiende, a ver si se puede aprender algo.
Por la tarde hacemos una visita a la Fortaleza de Sagres (o Castillo de Sagres). Está construida sobre el cabo de San Vicente, el extremo suroeste de Portugal, la península Ibérica y el continente europeo. Al entrar atravesamos la muralla que da a tierra por un enorme portón en forma de arco, siguiendo el pasillo en forma de L llegamos al otro lado. A primera vista parece un paisaje lunar, una extensión de roca viva bañada por el Sol que cae a plomo. Desde luego se está mucho mejor dentro de la muralla dónde la corriente de aire, la sombra y la propia piedra de la muralla mantienen el lugar fresco.

Sagres Fort
La Fortaleza de Sagres – TKnoxB, flickr
Sergi en la Fortaleza de Sagres
Yo en el extremo del cabo de San Vicente. Entre mis brazos tengo a toda Europa.

La sesión de surf y la caminada por la Fortaleza nos ha cansado y deshidratado, así que lo mejor es tomar unas sagres bien frías en un bar. Da la casualidad que la cerveza más bebida de Portugal se hace aquí, lleva el mismo nombre que el pueblo, es muy suave y no puedes tomar sólo una. El ambientillo que hay en Sagres me gusta mucho, hay surf shops por todas partes y todo el mundo lleva tablas en el coche.
El Sol va bajando y pronto el océano Atlántico se lo tragará. Empezamos a preparar la cena en el mismo párquing dónde dormimos y nos despedimos del primer día con un brindis. Busco un jersey cuando el frío del viento gana la batalla al calor del Sol que desaparece, y me alegro de haber cruzado la península entera para venir aquí. Viajes a Portugal como éste merecen la pena.