Día 1 – Bienvenidos a Sicilia
El viaje comienza en el aeropuerto de Catania. Al recoger el coche, el aire cálido ya trae olor a mar y azahar. Si el vuelo lo permite, una primera parada perfecta es Aci Trezza o Aci Castello, pequeños pueblos marineros donde las barcas flotan tranquilas frente a los islotes volcánicos. Después, rumbo al alojamiento: una casa con carácter donde empezar a saborear la isla.
Día 2 – El latido del Etna
Hoy toca mirar hacia arriba. El Etna, imponente y siempre cambiante, nos espera. Puede explorarse en una excursión de día completo —muy recomendada— o en una salida de medio día. Nosotros podemos organizar todo: guía en castellano, vehículos 4x4, lo que necesites. Por la tarde, si queda energía, te proponemos una visita a Bronte, cuna del mejor pistacho del mundo, o una cata de vinos en los fértiles alrededores del volcán.
Día 3 – Taormina y las gargantas de Alcántara
Por la mañana, Taormina. Todo en este pueblo parece de postal: su teatro grecorromano con vistas al mar, las calles animadas, las buganvillas trepando por las fachadas. Por la tarde, un contraste total: naturaleza salvaje en las gargantas de Alcántara, donde el agua fresca ha tallado cañones entre rocas volcánicas. Perfecto para refrescarse... o lanzarse al barranquismo.
Día 4 – Viaje al corazón de la isla
Toca cambiar de zona, pero no sin antes descubrir un tesoro escondido: la Villa Romana del Casale en Piazza Armerina. Sus mosaicos están intactos, como si el tiempo se hubiera detenido. Luego, seguimos rumbo a la costa sur, hacia la provincia de Agrigento. Check-in en un alojamiento cerca del mar, rodeado de silencio y horizontes abiertos.
Día 5 – Templos, mar y arqueología
Despertar con vistas al Mediterráneo y empezar el día con un baño en la Scala dei Turchi, esa playa blanca y majestuosa que parece esculpida a mano. Por la tarde, el mítico Valle de los Templos: columnas dóricas recortadas contra el cielo, historia viva entre almendros en flor. Si queda tiempo, el Museo Arqueológico completa la inmersión.
Día 6 – Costas salvajes y salinas rosadas
En camino hacia Trapani, la carretera ofrece varias joyas: una playa solitaria en la Reserva de Torre Salsa, un helado en Sciacca o las ruinas de Selinunte. Pero lo mejor llega al atardecer: las salinas de Marsala teñidas de rosa bajo el sol poniente, con sus molinos de viento girando con calma. Check-in en un rincón con encanto, ya en la costa oeste.
Día 7 – Mar y piedra
Hoy hay dos opciones, ambas inolvidables. Una, seguir la costa y descubrir las calas de la Riserva dello Zingaro o las arenas de San Vito Lo Capo. Otra, subir a Erice, pueblo medieval colgado sobre el mar, entre nieblas y callejones de piedra. Consejo: llegar temprano para evitar el tráfico y aprovechar la magia sin prisas.
Día 8 – Arrivederci Sicilia
Último desayuno, últimas vistas, últimas fotos. El coche se entrega en el aeropuerto de Palermo, pero la isla no se olvida fácilmente. Sicilia deja huella: en el paladar, en la piel, en los ojos. Y promete que, de algún modo, nos volveremos a ver.