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Descubre los monos narigudos en tu viaje a Borneo y Malasia

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Si te gusta ver animales y comer bien y barato, no lo dudes más: lo tuyo son los viajes a Malasia. Además, si los simios son tus favoritos entre todos los animales, en tu viaje no puede faltar Borneo. Y si lo que más deseas en el mundo es ver monos con gigantesca nariz, tripa cervecera y “calzoncillos” blancos, tu destino es el Parque Nacional de Bako, y tu objetivo (fácil de conseguir) encontrar a los monos narigudos de Bako (Nasalis larvatus – Prosbocis Monkey).

Los monos narigudos sólo se pueden ver en su estado natural en Borneo. Para la mayoría de las personas, lo más impactante no es su nariz (que lo es), sino que debido al extraño pelaje y su larga cola, estos monos transmiten una sensación muy extraña, entre peluche y payaso, entre animal y persona. Sus movimientos, como en muchos otros monos, son muy “humanos”, pero es que además su inmensa tripa, su enorme nariz y el color que exhiben, hacen que sea inevitable no pensar en cierto tipo de turista. Los habitantes de Borneo debieron de tener una idea similar, ya que no dudaron en rebautizar a los monos narigudos cuando los primeros europeos se asomaron por su isla. El nombre oficial de estos monos es “bekantan”, pero muchos locales los llaman “orang belanda”, o “habitante de holanda”. El holandés de toda la vida, vamos…

Un mono narigudo especialmente romántico

Vamos a pensar bien y asumir que llamaron “holandeses” a los monos porque eran los europeos que más a mano tenían (a pesar de que antes habían pasado por allí los ingleses) y no porque fueran los que más parecido tenían a los monos narigudos. En cualquier caso, ver un mono narigudo en Bako es una experiencia que bien vale un viaje. Y si a la visión del mono narigudo le unes las fantásticas excursiones, los increíbles paisajes, el ambiente que se respira en las cabañas del parque nacional y los otros animales que pueblan el parque, Bako se convierte rápidamente en uno de esos lugares en los que uno desea quedarse durante mucho más tiempo del que un viaje “normal” suele permitir. Por eso no es raro encontrar entre los que visitan el parque gente que lleva viajando 3 meses, 9 meses, 1 año, 5 años, …

 

Para organizar tu viaje a Bako

Lo primero de todo es llegar a Malasia (o el destino asiático de tu elección). Luego, debes buscar un vuelo a Borneo, y si tu objetivo es Bako, mejor que el avión te deje en Kuching (la ciudad más grande de Borneo). En Kuching, si no tienes demasiada prisa y te gustan los simios (cosa que asumimos como cierta ya que has leído hasta aquí) no dejes de visitar a los orangutanes en el Semengoh Wildlife Rehabilitation Centre. Es una maravilla verles comer, balancearse entre las ramas o simplemente observar (como observan a los numerosos turistas que les hacen fotos desde la plataforma).

Uno de los orangutanes macho comiendo fruta

Después, lo más importante es asegurarte de que vas a tener un sitio donde dormir en Bako, ya que no se puede ir y volver en el día. Lo más aconsejable es coger al menos dos noches, ya que Bako ofrece excursiones y paisajes para todos los gustos. El alojamiento es sencillo (cabañas de madera) y hay diferentes posibilidades (con baño privado, en camping, …), siempre dentro del organismo que regula el parque nacional. Para más información o reservar alojamiento, hay que ir a la oficina de turismo de Kuching o de reserva de alojamiento en parques nacionales en Malasia. Como precio orientativo, una cabaña con baño para dos personas sale por unos 20€. Eso sí, los que vayan muy justos de dinero pueden recurrir a la tienda de campaña (1.2€ por persona). La comida en el parque nacional no es demasiado buena, y cobran más de lo que sería de esperar. Hay que disculparles: no se puede acceder al parque por tierra, y tienen que traer todo por barco.

Esto nos lleva al siguiente punto: el trayecto entre Kuching y el parque nacional de Bako. De nuevo, surge la posibilidad de tomárselo con calma y ahorrar dinero (cogiendo el autobús número 6) o pagar más para llegar antes (subiéndose a alguna de las furgonetas que hay en la plaza desde donde sale el autobús). Bien sea en autobús o en furgoneta, el objetivo es llegar al pueblo de Bako (Kampung Bako). Una vez allí, hay que dirigirse al muelle (no tiene pérdida) y comprar los billetes del barco que te llevará hasta el parque nacional. Un dato que ningún malayo te dará y que es importante tener en cuenta: muchas veces el barco no logra llegar hasta el muelle del parque nacional porque la marea está demasiado baja. Eso implica dos cosas: tendrás que caminar con las piernas metidas en el agua y tendrás que llevar tu mochila/maleta/bolsa encima. El consejo es por tanto llevar la mochila muy bien hecha (y sin cosas sueltas) y estar preparado para meter los pies en el agua (calzado que se puedan mojar y que no se salga: prohibido chancletas). Como muchos viajeros te dirán, el desembarco es una de las experiencias maravillosas que tiene Bako.

A falta de muelle, buenas son dos piernas

Una vez en el parque nacional, no te olvides de reservar el trayecto de vuelta hacia Kampung Bako, porque los barcos sólo acuden en busca de pasajeros si se les avisa previamente.

Como siempre, también existe el viajero que prefiere que le organicen todo para no tener que preocuparse de los desplazamientos ni del alojamiento. Este viajero es consciente de que la experiencia será más “aburrida” y que va a pagar mucho más que si lo organiza él mismo, pero suele ahorrar en preocupaciones y horas de espera. Si tú te encuentras entre estos viajeros, no te preocupes: en Kuching hay numerosas agencias de viaje locales que se encargan de organizarte todo.

Enlaces útiles sobre los monos narigudos, Bako, Borneo y Malasia

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